CAMINANDO SOBRE FUEGO
Imposible, ¿cierto? Caminar sobre fuego lo es. Eso es lo que hemos construido a partir de las experiencias, cuando nos quemamos jugando con el encendedor o cuando acercamos nuestra mano a una fogata. Sin embargo, si 'todo está en la mente', ¿no lo estaría también la sensación del dolor de una quemadura?
Yo pensaba que no era posible, caminar sobre fuego era físicamente imposible; es racional, ¿no? El fuego quema. Como he dicho en anteriores publicaciones, el poder de la mente no debería y no se debe subestimar, pues este te puede llevar del más puro estado de miedo a un momento de puro éxtasis de valentía y poder.
Esa noche que caminé sobre fuego, después de haber pasado por otros escenarios en los que empecé a apreciar, comprender y aceptar todo el poder que existe en un cambio de mentalidad -y por ende en mi mente-, me enfrentaba a un miedo meramente lógico: Caminar sobre fuego (O brasas ardiendo, para ser más específico) = Ampollas y severas quemaduras en la piel. Frente a las brasas el calor era abrumador, cada vez sudaba más y más frío, hasta que llegó el momento de cruzar ese tapete con color a calor, el primer paso fue tomar impulso, una gran bocanada de aire y esperar lo mejor - el primer paso para llegar a donde queremos en todos los casos, ¿no? -.
Caminar sobre fuego va más allá del hecho de hacerlo, es un momento de alto impacto que permite ir más allá, entender que la mente tiene un poder que puede ir más lejos de lo que creemos, que logra lo que a veces parece imposible, desde superar e ir más allá de los problemas hasta salir de la peligrosa zona de confort.
Al terminar de pasar ese tapete de calor, que antes de empezar se veía tan intimidante, pude darme cuenta que podía seguir caminando, que en mis pies no había ampollas y que había pasado por una alfombra de fuego como si hubiera estado caminando sobre la arena de la playa. Mi mente no me engañaba, el calor era real, sin embargo, no me quemé. ¿Qué había pasado por mi mente en ese momento? Cada paso que dí - y dí exactamente 6 pasos - me hizo entender que si pude caminar sobre fuego, soy capaz de enfrentar y superar retos aún mayores.
Más allá del hecho de caminar sobre fuego, hacerlo es demostrarle a la mente y al cuerpo que hay posibilidades y capacidades infinitas, que solo se limitan a lo que nosotros queremos limitar. Si caminas sobre fuego, eres capaz de resolver problemas, estás en la capacidad de solucionar situaciones complicadas, de lanzarte a buscar y alcanzar tus proyectos, de arriesgarte y triunfar. Caminar sobre fuego es reconectarte con todo tu poder interior.
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Yo pensaba que no era posible, caminar sobre fuego era físicamente imposible; es racional, ¿no? El fuego quema. Como he dicho en anteriores publicaciones, el poder de la mente no debería y no se debe subestimar, pues este te puede llevar del más puro estado de miedo a un momento de puro éxtasis de valentía y poder.
Esa noche que caminé sobre fuego, después de haber pasado por otros escenarios en los que empecé a apreciar, comprender y aceptar todo el poder que existe en un cambio de mentalidad -y por ende en mi mente-, me enfrentaba a un miedo meramente lógico: Caminar sobre fuego (O brasas ardiendo, para ser más específico) = Ampollas y severas quemaduras en la piel. Frente a las brasas el calor era abrumador, cada vez sudaba más y más frío, hasta que llegó el momento de cruzar ese tapete con color a calor, el primer paso fue tomar impulso, una gran bocanada de aire y esperar lo mejor - el primer paso para llegar a donde queremos en todos los casos, ¿no? -.
Caminar sobre fuego va más allá del hecho de hacerlo, es un momento de alto impacto que permite ir más allá, entender que la mente tiene un poder que puede ir más lejos de lo que creemos, que logra lo que a veces parece imposible, desde superar e ir más allá de los problemas hasta salir de la peligrosa zona de confort.
Al terminar de pasar ese tapete de calor, que antes de empezar se veía tan intimidante, pude darme cuenta que podía seguir caminando, que en mis pies no había ampollas y que había pasado por una alfombra de fuego como si hubiera estado caminando sobre la arena de la playa. Mi mente no me engañaba, el calor era real, sin embargo, no me quemé. ¿Qué había pasado por mi mente en ese momento? Cada paso que dí - y dí exactamente 6 pasos - me hizo entender que si pude caminar sobre fuego, soy capaz de enfrentar y superar retos aún mayores.
Más allá del hecho de caminar sobre fuego, hacerlo es demostrarle a la mente y al cuerpo que hay posibilidades y capacidades infinitas, que solo se limitan a lo que nosotros queremos limitar. Si caminas sobre fuego, eres capaz de resolver problemas, estás en la capacidad de solucionar situaciones complicadas, de lanzarte a buscar y alcanzar tus proyectos, de arriesgarte y triunfar. Caminar sobre fuego es reconectarte con todo tu poder interior.
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