CREENCIAS LIMITANTES: CONFORT
Como mencioné en otras entradas, existen razones por las que no estás alcanzando tu potencial real, ese que al explotar te va a sorprender, llenándote de los resultados que esperas ver y crear, para ti y para los demás. Uno de esos es el confort: Aquello que brinda comodidades y genera bienestar.
Si. Por doloroso, sorprendente o 'anticlimático' que parezca, el confort, la sensación o estado de poca necesidad de cambio, que la vida debe ser fácil, sin molestias, ni inconvenientes o en otras palabras, 'para qué, si así estoy -o estamos- bien', ha estado limitando toda tu capacidad de crecimiento, de alcanzar y de ir más lejos. En ese sentido vale la pena preguntar: "¿Estoy donde realmente merezco y quiero estar, o soy presa de la zona de confort?"
El confort -o la zona de confort-, suele ser la razón por la que dar un salto de fe suele ser tan complicado, especialmente cuando "habría argumentos", para no hacerlo. Porque, ¿para qué?, tienes todo lo que te permite tener y llevar una vida buena, pero, ¿no se vería esa linea mejor con otro adjetivo?, algo como: Una vida de ensueño, ¿o con una frase como: Mi vida tal como la soñé?
Al igual que la aprobación, el confort viene con sus síntomas y consecuencias. Los primeros suelen ser expectativas poco realistas acerca de la vida, como que debe ser perfecta, sin errores y con la menor necesidad de adaptación posible, creer que es nuestro derecho de nacimiento vivir una vida sin problemas, ni situaciones de incomodidad, además de lo anterior, creer que se tiene poca competencia y habilidad para hacer frente a la adversidad. En términos generales, rechazar completamente y considerar como inaceptable una vida que tenga problemas en ella.
De esos síntomas se desprenden las siguientes consecuencias: Baja tolerancia a la frustración, sentir ansiedad, incomodidad y/o desesperanza, y presentar una actitud de autocompasión, o la famosa: "Pobre de mí". Además de estas consecuencias que van en el comportamiento, una persona con esta creencia limitante será muy amiga de la procrastinación o de la frase "más tarde lo hago" y de eludir responsabilidades.
Es perfectamente natural que la vida no siempre sea un paseo sin tropiezos, es normal que existan situaciones que puedan producir incomodidad, sin embargo, cada momento es un aprendizaje y, como tal, debe producir crecimiento.
Si bien salir de la zona de confort puede ser un paso que esté lleno de temor a ser tomado, cuando decides tomarlo y llenarte de valor para hacerlo, lo que te espera son frutos mucho más dulces que los que tenias en mano. Cuando decidas dar ese paso, solo asegúrate de estar haciéndolo por algo que realmente estés dispuesto a trabajar, algo que te apasione; dar el paso por algo diferente no te llevará donde realmente quisieras estar.
Arriesgarse a dar un paso al costado -estando bien- para ir por algo mejor es nuestro llamado, a lo que vinimos realmente a esta tierra, a crear y diseñar una vida que no solo disfrutemos nosotros, sino que pueda ayudarnos a llevar a otros a disfrutar más la de ellos.
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Si. Por doloroso, sorprendente o 'anticlimático' que parezca, el confort, la sensación o estado de poca necesidad de cambio, que la vida debe ser fácil, sin molestias, ni inconvenientes o en otras palabras, 'para qué, si así estoy -o estamos- bien', ha estado limitando toda tu capacidad de crecimiento, de alcanzar y de ir más lejos. En ese sentido vale la pena preguntar: "¿Estoy donde realmente merezco y quiero estar, o soy presa de la zona de confort?"
El confort -o la zona de confort-, suele ser la razón por la que dar un salto de fe suele ser tan complicado, especialmente cuando "habría argumentos", para no hacerlo. Porque, ¿para qué?, tienes todo lo que te permite tener y llevar una vida buena, pero, ¿no se vería esa linea mejor con otro adjetivo?, algo como: Una vida de ensueño, ¿o con una frase como: Mi vida tal como la soñé?
Al igual que la aprobación, el confort viene con sus síntomas y consecuencias. Los primeros suelen ser expectativas poco realistas acerca de la vida, como que debe ser perfecta, sin errores y con la menor necesidad de adaptación posible, creer que es nuestro derecho de nacimiento vivir una vida sin problemas, ni situaciones de incomodidad, además de lo anterior, creer que se tiene poca competencia y habilidad para hacer frente a la adversidad. En términos generales, rechazar completamente y considerar como inaceptable una vida que tenga problemas en ella.
De esos síntomas se desprenden las siguientes consecuencias: Baja tolerancia a la frustración, sentir ansiedad, incomodidad y/o desesperanza, y presentar una actitud de autocompasión, o la famosa: "Pobre de mí". Además de estas consecuencias que van en el comportamiento, una persona con esta creencia limitante será muy amiga de la procrastinación o de la frase "más tarde lo hago" y de eludir responsabilidades.
"Toda la gama de la experiencia humana
es tuya, y puedes disfrutarla, si decides
aventurarte en territorios que no
te ofrecen garantías."
Wayne W. Dyer
Es perfectamente natural que la vida no siempre sea un paseo sin tropiezos, es normal que existan situaciones que puedan producir incomodidad, sin embargo, cada momento es un aprendizaje y, como tal, debe producir crecimiento.
Si bien salir de la zona de confort puede ser un paso que esté lleno de temor a ser tomado, cuando decides tomarlo y llenarte de valor para hacerlo, lo que te espera son frutos mucho más dulces que los que tenias en mano. Cuando decidas dar ese paso, solo asegúrate de estar haciéndolo por algo que realmente estés dispuesto a trabajar, algo que te apasione; dar el paso por algo diferente no te llevará donde realmente quisieras estar.
Arriesgarse a dar un paso al costado -estando bien- para ir por algo mejor es nuestro llamado, a lo que vinimos realmente a esta tierra, a crear y diseñar una vida que no solo disfrutemos nosotros, sino que pueda ayudarnos a llevar a otros a disfrutar más la de ellos.
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