RECONEXIÓN MENTE-CUERPO
Si eres una persona que disfruta del ejercicio, que planea una rutina diaria o semanal de dieta, ejercicio y descanso, es muy posible que eso que te trae tantos buenos resultados, que te hace sentir mejor día a día, esté en este momento funcionando en piloto automático. Es hora de volver a reconectar tu mente con cada fibra muscular de tu cuerpo.
Activar nuestros músculos no es una tarea que requiera muchas complicaciones o subtareas para llevarlo acabo, basta con dar la instrucción en nuestro cerebro y las conexiones neuronales se encargarán del resto del trabajo, sea cuál sea el ejercicio: Desde escribir o leer, hasta correr y levantar pesas. Sea cual sea la actividad, puedes involucrar en él ciertos pasos que te ayudarán a no solo tener mejores resultados, sino a tener un cambio de actitud que te hará sentir más relajado, fuerte y capaz.
Hacer ejercicio, ir al gimnasio, trotar, movilizarte en una bicicleta a tu lugar de trabajo, cualquier forma de trabajo físico nos permite sentirnos mejor, estar en mejor forma y llevar de mejor manera nuestros días. Además de todos esos beneficios, cualquier ejercicio físico es también una ventana que se abre para tener una nueva práctica de mindfulness.
El primer paso para reconectarte con tu cuerpo y tus músculos es tener claro lo que quieres con tu rutina. Como con muchos propósitos de vida, sin saber lo que quieres realmente de un proceso, encontrar la motivación que te ayude a levantarte temprano, a disciplinar tu dieta y tu descanso, será una tarea adicional sobre tus hombros, y esto realmente no lo quieres, de hecho es de esto de lo que te alejas cuando te ejercitas.
Disciplinar el proceso del entrenamiento muscular incluye también el calentamiento. Reconectar tu mente y tu cuerpo arranca aquí. Un ejercicio sencillo que puedes hacer para cumplir con ello es respirar al ritmo de tu calentamiento -sea este el que prefieras-, al moverte y respirar rítmicamente tu actividad cerebral, ritmo cardíaco y sistema nervioso se alinean y estabilizan. Encontrar ese paso suele ser un poco difícil, pero para hacerlo más sencillo concéntrate primero en la respiración, eventualmente el cuerpo encontrará como emparejarse con ella.
Si has estado en círculos sociales similares a los que yo he integrado, seguramente habrás escuchado que sin dolor no hay ganancia o que las repeticiones que cuentan son las que haces cuando ya no puedes hacer más. Este reto puede funcionar de maneras diferentes dependiendo del ejercicio que estés haciendo, pero el concepto es el mismo y te permite entrar en un estado de autoexigencia que mentalmente va a requerir de mucha atención.
Finalmente, el descanso es un momento perfecto para retroalimentar tu rutina: Qué se pudo haber hecho mejor, cómo pude y puedo exigirme más, cómo me estoy sintiendo después de haber hecho ejercicio. Dentro del momento de reposo tras una exigente rutina puedes empezar a incluir ejercicios de respiración que te ayudarán a reoxigenar de mejor forma tu cuerpo, y te darán un espacio de meditación para apreciar la sinfonía de sensaciones que atraviesan tu cuerpo.
Por lo anterior, una buena idea para empezar a disfrutar más y sacarle más provecho al proceso, definir, porqué lo haces, para qué lo haces. Luego de esto, realizar con conciencia cada movimiento, cada respiración, cada contracción, cada elongación. Todo esto te permitirá realizar una rutina mucho más efectiva, mental y físicamente.
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Activar nuestros músculos no es una tarea que requiera muchas complicaciones o subtareas para llevarlo acabo, basta con dar la instrucción en nuestro cerebro y las conexiones neuronales se encargarán del resto del trabajo, sea cuál sea el ejercicio: Desde escribir o leer, hasta correr y levantar pesas. Sea cual sea la actividad, puedes involucrar en él ciertos pasos que te ayudarán a no solo tener mejores resultados, sino a tener un cambio de actitud que te hará sentir más relajado, fuerte y capaz.
Hacer ejercicio, ir al gimnasio, trotar, movilizarte en una bicicleta a tu lugar de trabajo, cualquier forma de trabajo físico nos permite sentirnos mejor, estar en mejor forma y llevar de mejor manera nuestros días. Además de todos esos beneficios, cualquier ejercicio físico es también una ventana que se abre para tener una nueva práctica de mindfulness.
El primer paso para reconectarte con tu cuerpo y tus músculos es tener claro lo que quieres con tu rutina. Como con muchos propósitos de vida, sin saber lo que quieres realmente de un proceso, encontrar la motivación que te ayude a levantarte temprano, a disciplinar tu dieta y tu descanso, será una tarea adicional sobre tus hombros, y esto realmente no lo quieres, de hecho es de esto de lo que te alejas cuando te ejercitas.
Disciplinar el proceso del entrenamiento muscular incluye también el calentamiento. Reconectar tu mente y tu cuerpo arranca aquí. Un ejercicio sencillo que puedes hacer para cumplir con ello es respirar al ritmo de tu calentamiento -sea este el que prefieras-, al moverte y respirar rítmicamente tu actividad cerebral, ritmo cardíaco y sistema nervioso se alinean y estabilizan. Encontrar ese paso suele ser un poco difícil, pero para hacerlo más sencillo concéntrate primero en la respiración, eventualmente el cuerpo encontrará como emparejarse con ella.
Si has estado en círculos sociales similares a los que yo he integrado, seguramente habrás escuchado que sin dolor no hay ganancia o que las repeticiones que cuentan son las que haces cuando ya no puedes hacer más. Este reto puede funcionar de maneras diferentes dependiendo del ejercicio que estés haciendo, pero el concepto es el mismo y te permite entrar en un estado de autoexigencia que mentalmente va a requerir de mucha atención.
Finalmente, el descanso es un momento perfecto para retroalimentar tu rutina: Qué se pudo haber hecho mejor, cómo pude y puedo exigirme más, cómo me estoy sintiendo después de haber hecho ejercicio. Dentro del momento de reposo tras una exigente rutina puedes empezar a incluir ejercicios de respiración que te ayudarán a reoxigenar de mejor forma tu cuerpo, y te darán un espacio de meditación para apreciar la sinfonía de sensaciones que atraviesan tu cuerpo.
"El cuerpo es tu templo. Mantenlo puro
y limpio para que el alma viva en él"
B.K.S Iyengar
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